martes, 2 de marzo de 2010

La Audiencia Nacional se ceba con Arnaldo Otegi para acallarlo y hace el ridículo al decir que Mandela nunca usó la violencia


Arnaldo Otegi dijo el 9 de junio de 2005 que Euskal Herria podría conseguir por la negociación el escenario democrático que merece y añadió que «se lo debemos a los presos políticos vascos, refugiados y tantos camaradas que hemos dejado en la lucha y lo conseguiremos». Esa frase es el asidero que la Audiencia Nacional utiliza para condenarle a dos años de cárcel y dieciseis de inhabilitación. Los otros cuatro imputados en el caso han resultado absueltos.
La Audiencia Nacional asegura que no hay «presos políticos vascos», ni refugiados, sino personas encarceladas o fugadas por haber cometido «acciones criminales que a cualquiera asombran por su infinita maldad». Y «a estos individuos, el acusado Otegi los ensalza en grado sumo, hasta el punto de llegar a considerarlos acreedores de Euskal Herria». «Mayores halagos para éstos resulta inimaginable», añade.
El hecho de que por estas palabras se le aplique la pena máxima posible se justifica en la sentencia afirmando que «resulta evidente que esta persona se prodiga de manera reiterada en este tipo de actos, resultando ser un destacado líder en estas lídes». Recuerda que ya había sido condenado anteriormente y que tiene otros juicios más pendientes.

Digresión sobre Mandela
De la sentencia sorprende que los magistrados Ángela Murillo (presidenta y ponente), Teresa Palacios y Juan Francisco Martel se pongan a discutir un punto que además señalan expresamente que no es delictivo. Y que, en ese intento de refutar los argumentos de Arnaldo Otegi, incurran en un error histórico escandaloso.
En su intervención en Zornotza, Otegi habló de Nelson Mandela, que había estado 27 años en prisión, recordando que Gatza llevaba entonces 25 (hoy son ya casi 30). Los firmantes de la sentencia consideran que esta comparación es «impropia y manifiestamente falsa» Y no dudan en dejar por escrito que Nelson Mandela es «un auténtico heroe, que permaneció en prisión por motivos ideológicos, exclusivamente por eso, pero jamás utilizó la violencia ni la apoyó en pos de conseguir la supresión del apartheid».

Fundador del «brazo armado»
En el año 1961, tras la ilegalización del Congreso Nacional Africano, Nelson Mandela creó la organización Umkhonto we Sizwe (La lanza de la nación), que en su presentación pública anunció que «seremos el brazo armado del pueblo contra el gobierno y sus políticas de opresión racial. Seremos la fuerza de choque del pueblo que lucha por su libertad, sus derechos y su liberación final».
Mandela recibió instrucción guerrillera en diversos lugares de África y organizó cursos para otros camaradas. Tras su detención fue condenado a cadena perpetua por sabotaje contra el Estado y en el juicio, en el famoso «Discurso de Rivonia», declaró que «en vista de que la violencia en nuestro país parecía inevitable, sería incorrecto y poco realista que los líderes africanos siguiéramos predicando la paz y no-violencia en momentos en que el gobierno enfrentaba nuestras demandas pacíficas con la fuerza». Aclaró, no obstante, que la decisión se tomó como último recurso tras cerrarse las vías pacíficas.
Umkhonto we Sizwe no se dejó la actividad armada hasta 1990 y en 1994 sus militantes se integraron en el nuevo ejército sudafricano.
Cinco años antes, el presidente Pieter Willem Botha ofreció a Nelson Mandela su libertad a cambio de renunciar a la lucha armada. Su respuesta fue elocuente: «¿Qué libertad se me ofrece, mientras que sigue prohibida la organización de la gente? Sólo los hombres libres pueden negociar. Un preso no puede entrar en los contratos».
De hecho, hasta junio de 2008 Nelson Mandela y su partido, el CNA, estuvieron en la lista terrorista de EEUU. Y, por esa razón, el premio Nobel de la Paz y los miembros de su partido tenían que pedir, hasta esa fecha, un permiso especial para entrar en su territorio.
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