Las lesiones producidas a Igor Portu -que debió ser hospitalizado por ello- y Mattin Sarasola fueron producto de torturas producidas en el monte después de su detención, como afirmaron los jóvenes y negó el Gobierno español. Por ello, el fiscal pide tres años de cárcel para dos de los guardias (un sargento y un cabo), dos años para otros dos (un cabo y un guardia), y diez días de localización permanente para los seis restantes (dos tenientes, tres cabos y un guardia), además de diversas compensaciones económicas e inhabilitación en algunos de los casos. Por su parte, la acusación particular, que representa a los dos vecinos de Lesaka actualmente presos, imputa a los quince guardias un delito de tortura en su modalidad agravada, por lo que solicita penas que van de los seis a los diecisiete años de reclusión, además de otras penas e indemnizaciones.
La Fiscalía explica que Igor Portu fue introducido en un automóvil oficial y «golpeado» por uno o por los dos agentes que le custodiaban, quienes también le amenazaron. El documento precisa que el vehículo policial se detuvo en el lugar no determinado, donde Portu fue obligado a descender a «puñetazos y patadas». En este punto los guardias civiles, con intención de «castigar» a Portu, le habrían obligado a «colocarse de rodillas y, humillándole» le tiraron del pelo, según la Fiscalía.
Posteriormente, sigue el texto, lo volvieron a introducir en el coche, «entre patadas y puñetazos», le pusieron un pasamontañas y le golpearon de nuevo, hasta llegar al cuartel de Intxaurrondo. Añade que más tarde fue conducido a su casa de Lesaka para el registro, y después llevado, de nuevo en medio de golpes, a la clínica forense. De ahí ingresó en la UCI del Hospital Donostia, donde permaneció tres días con lesiones grave. Entre ellas, destacan un traumatismo torácico con fracturas en dos costillas, un neumotórax, un «neumomediastino importante», un «enfisema subcutáneo» y una pequeña contusión pulmonar que pusieron su vida en «una situación de riesgo», señala el fiscal.
Por su parte, Mattin Sarasola padeció una situación similar a la de su compañero durante su traslado al mismo lugar indeterminado, donde supuestamente fue arrojado «cuesta abajo por una ladera» y otros dos de los acusados le habrían colocado «una pistola en la sien», aclara el escrito de acusación.
Posteriormente, sigue el texto, lo volvieron a introducir en el coche, «entre patadas y puñetazos», le pusieron un pasamontañas y le golpearon de nuevo, hasta llegar al cuartel de Intxaurrondo. Añade que más tarde fue conducido a su casa de Lesaka para el registro, y después llevado, de nuevo en medio de golpes, a la clínica forense. De ahí ingresó en la UCI del Hospital Donostia, donde permaneció tres días con lesiones grave. Entre ellas, destacan un traumatismo torácico con fracturas en dos costillas, un neumotórax, un «neumomediastino importante», un «enfisema subcutáneo» y una pequeña contusión pulmonar que pusieron su vida en «una situación de riesgo», señala el fiscal.
Por su parte, Mattin Sarasola padeció una situación similar a la de su compañero durante su traslado al mismo lugar indeterminado, donde supuestamente fue arrojado «cuesta abajo por una ladera» y otros dos de los acusados le habrían colocado «una pistola en la sien», aclara el escrito de acusación.
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